Hoy recogí
los pedazos rotos
de lo que fui ayer

y los ordené
como si fueran arte

porque
todo es más llevadero
cuando encuentro belleza
en mi desastre

a la pandemia
le pedí
unos cuantos destellos
de cordura

pero olvidó dejármelos

estábamos ocupados
colgando las sobras
de lo que nos quedaba
en las bolsas

intentando adaptarnos
a una locura
que aún no termina

porque el caos
no se fue con las noticias
se quedó
a vivir en nosotros

a él lo amé
sin medida

me quedé sin reservas
y aún hoy
no sé
si me enamoré de él
o del reflejo
de lo que yo quería ver

tal vez
me enamoré
porque quería llenar
los vacíos
que cargo conmigo
desde que nací

y en ese espejismo
me perdí
hasta no saber
dónde terminaba él
y dónde empezaba yo

confinadas
nos escapábamos

con berta
aprendí que el silencio
del bosque
era más amable
que el ruido de mi cabeza

nos hicimos amigas
perdiéndonos entre los árboles
mientras el mundo
se hacía demasiado pequeño
y demasiado cruel

lo que había adentro
era imperdonable
pero afuera
encontramos una pausa

encontramos
un respiro

Previous
Previous

Tejiendo paisaje urbano

Next
Next

Campañas sociales