Nos están matando

Siempre pensé que había sido feminista, es mas pensé que al nacer, fui concebida de esa manera. Y es porque al nacer me convertí, sin preguntas, en mujer, y sin cuestionamientos, me vestí como tal, actué como una.

Cuestione desde pequeña el porque mi compañera de secundaria me humillaba porque no cruzaba las piernas. No entendí (tal vez ahora lo entiendo más) porque me hablaban del matrimonio y de tener hijes si yo apenas cumplía 20 años. Siempre me ofendía cuando la “amiga” me repetía lo mal que es decir malas palabras cuando se nace “mujer” o lo mal que es interrumpir mucho al novio o al hermano. También me lo decían ellos, especialmente a los que les gustaba, y al mismo tiempo aquellos a los que yo inspiraba deseos de cambiarme. Las experiencias fueron fluctuando a través del recorrido de mi vida, entre más y menos machistas, todas, sin embargo, basadas en un sistema que nos obliga a transitar la vida acomodadas en el miedo y en los anhelos de transformación.

Mi alma, a veces me susurraba, otras veces me gritaba, pero sin falta, constantemente me señalaba que algunos espacios, actitudes, comportamientos y maneras a las que nos habían forzado vivir y resistir el ser “mujer” no se adaptaban a mi cuerpo, mucho menos a mi alma. Sin embargo, entiendo ahora, que una no nace feminista, se hace. Una se construye, porque ante una precariedad de alternativas y entre estadísticas alarmantes y en constante alza de violaciones, estupros y femicidios, una tiene que sobrevivir…Una tiene que anclarse de las hermanas, que también entienden y que también lo han sufrido.

Nos tildaron de exageradas, cuando comenzamos a entender que el acoso callejero no era ningún cumplido. Nos ignoraron cuando nos molestamos porque nuestro aspecto físico o la manera en que nos vestimos no debería resultar en comentarios en ningún espacio, mucho menos uno profesional. Se rieron, hasta los amigos, cuando les dijimos que teníamos miedo de pasar por un reten policial y/o militar. Cuestionaron mi honestidad, mi dignidad, y mi verdad cuando con el apoyo de mis hermanas, decidí denunciar el acoso sexual en el trabajo. Se burlaron de mis amigas cuando bailaron de manera pacifica en el centro de la ciudad, despertando un movimiento de mujeres indignadas por el acoso sexual. Nos tildan de intensas y hasta de ASESINAS, cuando nos indignamos por que el estado decide por mis y los derechos reproductivos de mis hermanas.

Hoy mi alma no para de gritarme, porque en Honduras, pareciera que somos invisibles hasta que estamos muertas.

Tal vez ahora entiendan el porqué de los gritos, el porqué del enojo. Nacer mujer en este país, significa la intersección de opresión tanto en lo privado como en lo público. Es una batalla constante sobre el derecho de nuestros propios cuerpos, y la creatividad y resiliencia de transitar la violencia en las calles, la constante amenaza de violencia sexual, la muerte, la impunidad y el odio. Yo estoy viva, por suerte, por privilegio, por que no vivo en Honduras, o por la mano del destino. Sin embargo, puedo también, con facilidad, estar muerta, porque cada 38 horas se muere una mujer en Honduras de la mano de un hombre que con odio y crueldad nos priva del derecho más primordial.

Yo hoy escribo, enojada, indignada y sobre todo desconsolada, por todas las que han sido forzadas al silencio. No solo nos están matando, además nos están culpando por nuestras muertes. Esto es una pandemia nacional y no hay movilización para la vacuna.

Alda Flores, Keyla Martinez, Leonor Calix, Keylin Castañeda, Maiden Nicolle Amador, Lidia Majano, son los nombres de las mujeres que han muerto en las ultimas 72 horas en mi país. Laudy Lorena Castellanos, Joselyn Yadira Sierra, Delfina Ramirez Sanchez, Angie Estefania Sanchez, Maria Fausitno Portillo, son los nombres de algunas de las 27 mujeres que han muerto en lo que cabe del 2021. Mi país acumula más de 300 femicidios en el 2020 y 281 el año anterior, sumando 5,219 femicidos desde el 2010. 96% es el porcentaje de impunidad ante estos crímenes de odio basado en género #NiUnaMenos #VivasNosQueremos

No queremos ser valientes, solo libres y sobre todo queremos estar vivas

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